No encuentro posible descripción mejor que la que el propio autor escribe en su página web:
“Maik Bauer sueña con asfixiar su existencia ideando el horóscopo, pero deberá viajar a Galicia para entrevistar a un narco barrigudo y no perder el empleo que sufraga el embate contra su hígado."
Allí, el destino lo golpeará con una muerte enigmática, lo confrontará con su pasado arrinconado y lo enredará en una trama de narcotráfico, corrupción urbanística y miserables asesinos de niñas.
En un lugar donde las apariencias engañan, un periodista desencantado, un detective gaitero y un yonqui que se está quitando se enfrentarán al mal en su estado más puro.
Un thriller alimentado por un vendaval de acción, una madeja de intriga y toneladas de mala leche.
La novela negra en la que nada es lo que parece.”
Maik Bauer periodista en Frankfurt es enviado a Galicia, de donde procede, para hacer un reportaje sobre el tráfico de drogas, pero encuentra que su primo Iago se acaba de suicidar y su tía Herminia está segura de que lo han asesinado. Su primer paso es intentar una declaración de El Crecho, personaje que dirige el tráfico de drogas en la zona.
De origen humilde ha construido un imperio de miedo, muerte y corrupción: “Así, con poco más que la edad de Cristo, se vio al frente de una modesta pero eficiente organización que convirtió en la más poderosa de toda la península. Nadie, ni en Galicia ni allende sus fronteras, movía más cantidad de mercancía. Y estaba muy orgulloso”.
A cada paso, Maik se irá cruzando con distintos personajes que acabarán irremediablemente dentro de la trama. Con gran habilidad nos introduce en las subtramas: La desaparición de varias muchachas de la zona, la construcción de un puerto deportivo y claro está, la muerte de Iago.
Los personajes secundarios están creados con genialidad. Son verdaderos, los amas o los odias. Mi favorito desde luego es Peitolobo yonki que tiene en contra a todo el mundo y sobre todo, a sí mismo, ya que destruye su vida en cada paso. Sincero, genial, sin la más mínima autocompasión.
Fernando del Río construye en La casa de las muñecas rotas todo un mundo, Galicia, la Galicia verdadera de las mariscadoras, de los yonquis, de la gente pobre y de la gente muy rica, de los paisajes increíbles. Pero por desgracia, también nos muestra la otra cara de la moneda: la de la droga y la corrupción endémica. A parte del tráfico de droga, asistiremos a los manejos de las inmobiliarias, los pagos bajo cuerda a policías y políticos que hacen la vista gorda y como no, a la desaparición de personas, a la destrucción de muchachas inocentes.
También endémico en Galicia el paro, sobre todo juvenil, que deja sin esperanzas ni futuro a cada generación:
Maik se dijo que cuando vives en un lugar en el que estudias una carrera para saltar de un empleo mal pagado a otro aún peor, pues no es extraño que te acabes dedicando a los negocios prósperos, aunque sean ilegales. En unos lugares, el tráfico de drogas, en otros, el lavado de capitales. En los peores, la prostitución o el bandidaje.
El lenguaje es realista, coloquial y la narración está salpicada de momentos de humor socarrón que, a pesar de lo duro de la situación, nos hacen sonreír. Sin embargo, el trasfondo de los personajes nos lleva sin lugar a dudas a plantearnos que poco o nada se puede cambiar y que la vida es muy dura, sobre todo para aquellos que no son poderosos.
Cada capítulo va precedido de preciosas citas del libro Los manzanos florecen en invierno de Andrew S Blevins que aluden de forma metafórica a lo que sucede.
En fin, os recomiendo esta novela dura que sirve para poner de manifiesto los males tan extendidos en nuestras tierras con un estilo limpio, claro, humorístico, rápido:
Así es la vida: tal y como nunca te la imaginas cuando eres un crío