Almudena Natalías.
José Ignacio Ceberio acaba de publicar Los collares eléctricos (Editorial Txertoa). Tras escribir el libro de cuentos Zumo de ciprés ha obtenido varios premios literarios, entre ellos, el I Certamen Internacional de Microrrelatos Grupo Prisa.
Jon Ormaza es un aburrido funcionario de la Diputación de Bizkaia. Han creado un programa cultural de intercambio, un “Erasmus” gracias al que tres jubilados viajan a Noruega a hacer un curso en la universidad. Como hace tiempo que los maduros estudiantes no se ponen en contacto con sus familias y al ver que el proyecto puede fracasar, la Diputación envía a Jon a Noruega a localizarlos. Dos de ellos aparecen medio sanos y salvos, pero Asunción Gondra no aparece. Siguiendo la pista de la intrépida Asun y, ayudado por una empleada de la universidad, viaja al archipiélago Svalbard, en pleno Círculo Polar Ártico, y Jon descubre la fría naturaleza del norte. Al volver a Algorta y al volver a su burbuja, Jon descubre que su experiencia en Noruega puede ayudarle a encontrarse a sí mismo.
José Ignacio Ceberio plantea en Los collares eléctricos cómo la rutina convierte a las personas en autómatas que aceptan la realidad sólo si no se hacen demasiadas preguntas y que las pocas preguntas que se hacen se suelen quedar sin respuesta.
Los tres jubilados que participan en el programa cultural encuentran en Noruega una vida nueva. Nada tienen que envidiar a los jóvenes que comparten aula con ellos. Salen de su vida y entran en un mundo en el que nunca anochece y en el que nadie les recuerda que tienen que ser serios y civilizados. Y Jon también.
Los collares eléctricos está narrado en primera persona. El lector descubre a la vez que Jon lo diferente que es el mundo en el que viven de un mundo en el que no te conoce nadie y donde se pueden conocer amigos que aún no te juzgan. El lector sonríe al conocer las peripecias del viaje y se enfada cuando Jon se enfada.
Ceberio construye una historia que, escrita con una prosa poética y musical pero salpicada de ironía, envuelve a los personajes en un mundo ficticio con fantasmas, trajes tradicionales, auroras boreales y cenas familiares. Escenas que los personajes interpretan según su estado de ánimo y que les encierran en una dorada burbuja de felicidad que la realidad pincha de vez en cuando. Y vuelta a empezar.
Los collares eléctricos es una novela que se lee del tirón, es imposible dejar de leer las peripecias del moderno Lazarillo de Algorta. Al terminar te deja un regusto un poco amargo pero una gran sonrisa en la cara. Una novela de iniciación en la que los protagonistas no son adolescentes, son personas maduras que quieren cambiar de vida. No os la perdáis.
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