viernes, 31 de julio de 2020

Mujeres que no perdonan, de Camila Lackberg continua la temática iniciada con Una jaula de oro

Maya Velasco

Mujeres que no perdonan de Camila Lackberg continua la temática iniciada con Una jaula de oro

Nada tienen que ver estos dos libros con la mítica serie de Fjällbacka.

El libro se divide en tras partes y cada capítulo trata de una de las protagonistas.

Ingrid era una periodista galardonada hasta que nació su hija, y su marido y ella decidieron que dejara su profesión. Tommy la engaña desde siempre, pero esta vez ha ido más allá pues su amante pertenece a la redacción donde trabajaban los dos y de la que ahora es jefe, ignora a Ingrid y a su hija sin ningún disimulo y permite en su periódico que aún haya periodistas que acosan a las becarias.

Birgitta es una maestra mayor cuyo marido la pega sin razón alguna. Sus hijos gemelos la ignoran por completo, nadie la habla o la valora en casa. Una visita al médico, muchas veces retrasada, hará que todo salte por los aires. Y es que a pesar de que sean tan ingratos, ante todo quiere asegurar el futuro de sus hijos.

Y Victoria, una joven rusa que aceptó una relación por internet, vino a Suecia en busca de amor y una vida tranquila y se encontró con Matte. Un bestia gordo, maloliente y borracho que la veja continuamente y la tiene encerrada en casa como una criada. 

Camila Lackberg con una elección muy acertada de las protagonistas, nos muestra que el maltrato femenino es igual en todas las clases sociales y en cualquier circunstancia. Introduce también a nivel más global, el movimiento Me Too en el que vemos que este terrible problema afecta incluso a mujeres famosas y con mucho dinero.

Pero a pesar de que estas víctimas aguantan más de lo humanamente posible, hay algo que hace saltar la chispa, y la trama da un giro absolutamente inesperado que nos deja sin aliento. El libro es corto, pero además su agilidad hace que no pares de leer hasta saber en qué acaba todo. Las mujeres dan una vuelta de tuerca y deciden cambiar su vida con tintes de literatura clásica.

Una buena lectura para este tórrido verano, entretenida, pero tengo que decir que no es de los mejores libros de la autora. Creo que trata este tema tan doloroso con un poco de superficialidad, como ya hizo con Una jaula de oro, sin profundizar demasiado en los personajes y pasando de una extremo a otro de forma muy cruda.

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