viernes, 27 de diciembre de 2019

Elevación, de Stephen King. Un canto a la amistad y a la tolerancia

Cumplimos ya dos años con vosotros y, otra vez, queremos celebrarlo con el Maestro del terror, Stephen King, esta vez con una breve novela, Elevación, en la que no faltan elementos paranormales pero en la que sólo hay emoción.

Primero quiero destacar la edición de Elevación. El libro es precioso, con una brillante portada de pasta dura, una imagen inicial maravillosa y en la que cada capítulo esta precedido por una ilustración.

La historia nos vuelve a llevar a Castle Rock, Maine. El personaje principal, Scott Carey, se enfrenta a una misteriosa enfermedad que le causa efectos extraños en su cuerpo y le hace perder peso rápidamente, sin que se note, su cuerpo sigue siendo tan robusto como siempre. Mientras lucha contra esta enfermedad con su médico de confianza, Bob, también intenta arreglar una situación desesperada en la que un matrimonio de jóvenes lesbianas que abre un restaurante en la ciudad, es rechazado por los prejuicios de la ciudad. Scott no quiere ir a ningún médico, no quiere convertirse en un ratón de laboratorio, quiere pasar sus últimos días viviendo intensamente y ayudando a sus vecinas.

En Elevación se nos muestra un personaje que no se deja abatir por la muerte. Scott decide que, hasta que llegue el temido final, no va a dejarse abatir por las circunstancias. Cada día que pasa nota que su cuerpo es más ligero aunque su talla no haya bajado. No sabe qué pasará cuando la báscula deje de marcar su peso, pero él sabe que hay cosas peores. Nadie debe saber lo que le está pasando y se impone una tarea. Sus vecinas son rechazadas por su condición sexual en una comunidad rancia y tradicional y Scott quiere acabar con estos prejuicios que no tienen ya cabida. King trata los problemas que lamentablemente arrastra el colectivo LGTB con una delicada sensibilidad. Elevación nos muestra lo estúpida que es la ignorancia y cómo las personas que no aceptan la homosexualidad se pierden muchas cosas. En la América de Trump y en la Europa de la extrema derecha, no se puede permitir que se retroceda en los derechos que tanto ha costado conseguir.

El final esta vez es perfecto. Como Stephen King nos tiene acostumbrados a que los finales deshinchen la historia, esperábamos algo distinto. En Elevación se nos presenta un final que nos hace pensar cuál es nuestro papel en el universo en una luminosa escena que nos deja un dulce sabor de boca.

Así que no puedo más que recomendar esta novela a los amantes de las historias de Stephen King y a los que no les gusta el Maestro porque Elevación es un cuento de amistad, de tolerancia, de respeto en el que recuperamos la esperanza.
Nº de páginas: 176

Editorial: SUMA
Idioma: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788491293262
Año de edición: 2019

viernes, 20 de diciembre de 2019

Las trampas del afecto, de Mary Jungsted. Un caso bien armado

Maya Velasco.
Las trampas del afecto de Mary Jungsted continúa tanto en forma como en los temas principales la saga. Comienza cuando, tras la muerte del Sr. Ramberg,sale a la venta de una granja patrimonio de la isla de Gotland, que han heredado tres hermanos. Dos de ellos quieren venderla, pero Julia que vive allí y cuida de los animales y de los campos, cree que esto sería una traición al legado de sus padres. Si hubiera vivido su hermano pequeño del que fue inseparable, seguro que la hubiera apoyado. Y sí, entonces empiezan los asesinatos.

Mary Jungsted es otra de mis autoras favoritas dentro del noir nórdico y Knutas uno de mis policias favoritos. Su saga no contiene excesivas muestra de violencia, solo las necesarias para el caso. Anders Knutas es un poli tranquilo que tras su divorcio se enamora de su compañera Karin Jacobsson. Los dos aparecen en esta última entrega felices, enamorados, pendientes el uno del otro. Sin embargo, la autora solo nos da unas leves pinceladas de su día a día fuera del trabajo. Normalmente, la narración se centra en el caso.

Como es habitual, se alternan los capítulos del presente con los que nos cuentan la historia de la familia Ramberg. También como es habitual, la historia del pasado nos dará las claves para explicarnos el presente. Un niño maltratado en el colegio, una madre enfermiza, un padre poco preocupado por sus hijos. Según avanza la narración, sabemos que hay algo inquietante de fondo pero no sabemos muy bien qué, fuera de los que para el lector va a parecer más que evidente. Es también característico de esta autora que los capítulos comiencen contando una acción sin que sepas de qué personaje se trata, y puede ser porque los personajes se definen por sus actos. A veces el lector tiene la sensación de estar en la oscuridad hasta que nos llega una clave que nos sitúa en el sitio correcto. Mary Jungsted hace que la intriga llegue al final, es realmente difícil averiguar desde fuera al menos, quien es el asesino. La policía no lo tiene más fácil, no tienen pistas, ni sospechosos.
La crítica social esta vez se centra en el bullying: Elías, el hermano pequeño, que según sabemos murió en Chile, lo sufre a diario. Solo su hermana intenta ayudarle. La autora pone en primer término a los profesores absolutamente ciegos a estas situaciones, los padres que no prestan la mínima atención a un niño que recibe golpes y que llora a menudo.

Y en segundo lugar, se plantea la crisis matrimonial imperante en la actualidad. Parejas destrozadas por el alcohol o por el juego, que aguantan unidas y ven la tele sin poder ver un futuro para sus miserables vidas. Y el tráfico de mujeres como objeto sexual: ”Daniel sintió desprecio absoluto, se avergonzaba de ser hombre”.

Aparte de estas consideraciones, Las trampas del afecto es una muestra más de la pericia de Mary Jungsted a la hora de plantear un caso bien armado, sin sucesos increíbles o fuera de lugar. Cada situación va hilándose hasta llegar a un final lógico que cierra todos y cada uno de los conflictos planteados.

martes, 17 de diciembre de 2019

¿Qué recomiendan los expertos en literatura?

Este año no nos apetecía hacer una lista de los libros que más nos habían gustado en el 2019, ya os
recomendamos cada viernes nuestras preferencias. Pero como, en el fondo, nos gustan las recomendaciones de fin de año más que los mazapanes, hemos preguntado a insignes expertos en literatura, entre los que están escritores, editores, periodistas, libreros y lectores, y van a ser ellos los que os digan los libros que más les han gustado este año. Y hemos hecho bien, porque han elegido los mejores.
Ahí van pues


Salva Alemany - Escritor
Carreteras de otoño, Lou Berney
Lo elijo por su pulso narrativo, por una historia tan bien armada, por sus personajes maravillosamente construidos. Un ejemplo de lo que toda buena novela debería ser, adictiva, cruda y a la vez emocionante.

Jon Arretxe - Escritor
Death in Breslau, Marek Krajewski   
Me ha gustado mucho un autor que no conocía y del cual me pasaron un libro. Es "Death in Breslau" del polaco Marek Krajewski. Un caso para el inspector Mock, un tipo muy singular. Se desarrolla en 1933, y Mock tiene que hacer su trabajo evitando a la Gestapo y al resto de poderes fácticos con los que no simpatiza.

Ana Ballabriga - Escritora
El porqué del color rojo, Paco Bescós
Además de contar una historia entretenida y que focaliza la atención sobre un tema poco tratado como la esclavitud laboral en los trabajos agrarios, nos presenta una protagonista magnífica, una mujer grande en muchos sentidos. Lucía Utrera es una guardia civil con humanidad y carácter. El porqué del color rojo es una novela policíaca, con tintes de negra, de ritmo ágil, y con una protagonista de las que marcan.

Juan Ramón Biedma
Breve relación de vidas extraordinarias, Martín Olmos
Mis lecturas van siempre a destiempo, es posible que el mejor libro del 2019 lo lea en la década de 2030, pero a la hora de recordar un título de reciente lectura recuerdo la BREVE RELACIÓN DE VIDAS EXTRAORDINARIAS, escrita por Martín Olmos para la editorial Pepitas de Calabaza. Una cuidadísima y muy ingeniosa compilación de retratos imposibles

Txaro Cárdenas - Directora de la Revista Moon Magazine
Soy la venganza de un hombre muerto, Alberto Valle
No es un tópico de novela negra lo que nos plantea Soy la venganza de un hombre muerto: la venganza se convierte en un obsesivo y violento juego de identidades. Bien escrita y ambientada. Me declaro víctima y culpable (lo cual significa que el autor me ha llevado por donde quería).

José Carlos García - Librero
La muerte del pequeño Shug, Daniel Woodrell
Novela negra de manual con sabor a clásico, llena de metáforas ingeniosas y símiles de colores, escrita al ritmo en el se debe vivir en las montañas Ozark , una zona maderera de la America profunda, y un magnífico final.

Paco Gómez Escribano - Escritor
Europa, David Llorente
Porque vuelve a demostrar que se puede hacer novela negra desde otra percepción, retorciendo los hilos del género a través de acometidas brutales, de metáforas concatenadas y de una sensibilidad tan terrible que convierte la novela en un artefacto que estalla en lo más íntimo de la línea de flotación del lector.

Manu López Marañón - Escritor
Yo fui Johnny Thunders, Carlos Zanón
Me piden las amigas de Salamandra Negra unas líneas sobre mi libro favorito leído durante 2019. Por la intensidad de lo narrado, por acercar el rock ‘n’ roll al género negro y, sobre todo, por la presentación de la galería de personajes más derrotada y sugerente de nuestra literatura, el texto preferido no puede ser otro que «Yo fui Johnny Thunders». Haber podido entrevistar al gran Carlos Zanón ha sido un regalo añadido que me ha acercado aún más al mundo de este autor genial e imprescindible en la literatura española.

Noelia Lorenzo Pino - Escritora
Cuchillo, Jo Nesbo
Llevaba tiempo esperando  la última de la saga y ha sido un gustazo reencontrarme con Harry Hole.  

Albahaca Martín Gon - Editora Grupo Tierra Trivium
Soledad, Carlos Bassas del Rey
De mis lecturas de este año me quedo con “Soledad” de Carlos Bassas del Rey. Diré antes de nada que para que mis queridos autores no se pongan celosos he preferido dejarlos a un lado y centrarme en mis lecturas “ajenas” al trabajo. Creo que Bassas en “Soledad” emprende un proyecto muy ambicioso y difícil por la forma y el fondo siendo el resultado, para mi gusto, un texto muy solvente y una muy buena obra. Me gusta mucho el estilo “economizador” del lenguaje que veo tanto en “Justo” como aquí y que sin embargo dice tanto. Hay párrafos dignos de saborear. Siempre me han gustado las tragedias clásicas y veo mucho de ellas en este libro. Así que, qué más podía pedir. Mi gratitud a las Salamandras por pensar en mí y ayudar tanto a la difusión literaria, tan necesaria por otra parte, con su blog.

Marto Pariente - Escritor
Fuego, John Harper
Social, impactante, la novela arderá en vuestras manos

César Pérez Gellida - Escritor
No hay luz bajo la nieve, Jordi Llobregat. 
Aporta frescura al género al margen de estar a un nivel estilístico muy alto.

José Manuel Ribeiro "Riber" - Periodista y organizador de Navalanegra
La única historia, Julian Barnes
Hacía mucho que no leía una obra tan buena sobre el amor y el paso demoledor del tiempo

Sonia Rico Trujillo - Escritora
Mi carta más larga, Mariama Bâ
Este libro me llamó la atención porqué está escrito por una autora nigeriana y no son tan conocidas en nuestro pais.
Este libro habla sobre la condición de la mujer en Senegal, lo hace en formato carta y aunque es breve toca los temas clave de manera que a leerlo te puedes hacer una idea muy acertada de lo que significa ser mujer en ese país. 
Es introspectivo y logra que empatices con la autora de la carta, una mujer que vive tan lejos de nosotras

Javier Rodríguez Pascual - Escritor
Los tipos duros no leen poesía, Alexis Ravelo
Verás, no voy a destacar un libro como el que más me ha gustado de lo leído durante el año. Te voy a citar a un autor de novela negra que para mí ha sido una revelación y a su principal personaje del cual, lo confieso, me he enamorado. Alex Ravelo ha conseguido que devorase con ansia las aventuras del detective canarión Eloy Monroy. Frescura, espontaneidad y sabor a negro, de los de verdad, de los de antes, han sido los ingredientes que me han enganchado. Es difícil, pero si tuviera que elegir, me inclinaría por la tercera: Los tipos duros no leen poesía.

Alexis Ravelo - Escritor
El desfile de los malditos, Antonio Lozano
Es su testamento literario, que toca todos los temas importantes en su obra y cierra, al mismo tiempo, la trilogía de José García Gago, su detective grancanario.

Isabel Trujillano - Lectora
Antes mueren los que no aman, Inés Plana
Está magnificamente hilada, una trama trepidante donde nada es lo que parece y nunca adivinarías cuál va a ser el final. Me encantó sencillamente

David Zaplana - Escritor
El abrazo del monstruo, Félix J. Palma
Me ha gustado mucho El abrazo del monstruo, de Félix J. Palma, una novela negra con tintes sobrenaturales y una trama y personajes muy bien construidos. 















viernes, 13 de diciembre de 2019

Desmontando el crimen perfecto, de Mayka Navarro. No existe el crimen perfecto?

La editorial Al revés ha publicado la cuarta entrega de la colección Sin ficción, Desmontando el crimen perfecto, en el que Mayka Navarro reconstruye la investigación del crimen de Ana María Páez Capital en el año 2008.

En un apartamento alquilado del barrio de Gràcia, la mujer encargada de limpiar encuentra en el sofá el cuerpo de una mujer, desnuda y con una bolsa de plástico en la cabeza. En el apartamento no está la ropa de la mujer, sólo una peluca negra y unas botas perfectamente alineadas. Los policías del grupo de homicidios, en principio, pensaron que era una muerte por asfixia debida a alguna práctica sexual, pero, al ver el modo en el que estaba sellada la bolsa en el cuello de la víctima, pronto descartaron esta hipótesis.  La víctima, Ana Páez, no parecía tener enemigos. Revisando los últimos movimientos bancarios de Ana descubrieron que había sido grabada por una de las cámaras del banco al que acudió para retirar 600 euros, el problema es que la mujer del banco no era Ana Páez, era una mujer con la peluca que encontraron en el apartamento.

Mª Ángeles Molina Fernández, Angi, ex compañera de trabajo de Ana, pasó mucho tiempo planeando el crimen perfecto, pero este crimen no tuvo nada de perfecto. La asesina sembró de pistas todos los escenarios posibles, creó un disfraz que, por ser amable, era una chapuza, dejó testigos que no tuvieron problema en testificar en su contra y demostró de todo menos astucia. Tampoco es comprensible el móvil del asesinato ya que Angi contaba con respaldo económico por lo que no logro entender el porqué de esta muerte.

Desmontando el crimen perfecto desarrolla el trabajo de Mayka Navarro, la periodista de sucesos que se hizo cargo del caso y su relación con los Mossos d´Escuadra que se encargaron de la investigación.

Mayka Navarro y el Periódico de Catalunya iban a publicar los datos de los que disponían cuando la jueza del caso levantara el secreto del sumario. Cuando oyeron en la radio que un compañero de la SER se les había adelantado, no dudaron en publicar la noticia un día antes de que se levantara el secreto del sumario, lo que provocó que la jueza del caso le llamara para declarar para saber de dónde había salido la filtración.

Me ha parecido que esta entrega de la colección ha sido la más floja de todas. El crimen en si no tiene nada de perfecto. Angi demostró ser muy torpe tanto en el planteamiento como en la ejecución del crimen de su amiga. Por otro lado la autora no llega a desarrollar la narración de manera certera reproduciendo algunos diálogos de manera poco creíble e introduciendo su relación con el crimen a trompicones.

Quizás desde que Angi es detenida la novela gana ritmo. Sus primeras noches en la cárcel son seguramente las escenas más conseguidas de toda la novela ya que muestran la personalidad de la detenida y su falta de empatía queda patente cuando se relata que la única preocupación de Angi era saber que debía ponerse antes de ir a la cárcel.

De todas maneras, si eres de los que les gusta, como a mí, conocer las investigaciones de crímenes reales, dadle una oportunidad a Desmontando el crimen perfecto de Mayka Navarro y cómo una mujer sin escrúpulos pasa dos años planeando fríamente el crimen de Ana Páez. Ya me contaréis.

Editor: Alreves
Fecha de lanzamiento: 14/10/2019
Colección: Sin ficcion
EAN: 978-8417847173
ISBN: 9788417847173

viernes, 6 de diciembre de 2019

Terra alta, de Javier Cercas. Premio Planeta 2019

Maya Velasco. Terra Alta de Javier Cercas es el Premio Planeta 2019, y todos sabemos lo denostados que están los Premios Planeta (salvo raras excepciones).

Melchor Marín es un ratero de barrio que empieza a traficar con droga. Cuando está en la cárcel, recibe una terrible noticia. Otro presidiario le recomienda leer de Los miserables de Víctor Hugo. Esta lectura cambia su vida y decide hacerse mosso d’Escuadra. A partir de aquí, esta novela corre paralela a Los Miserables .Tras ser héroe de los atentados yihadistas de Cambrils (Tarragona) de 2017, se recluye en Gandesa, en la Terra Alta donde su vida comienza de nuevo. Pero la tranquilidad se torna en un macabro triple asesinato, un matrimonio anciano y rico y su criada rumana. La investigación de este caso llega a obsesionarle.

En Terra Alta, Javier Cercas cambia el registro a la tercera persona, probablemente para remarcar que esta historia es pura invención y que quiere hacer algo nuevo. Además alterna los capítulos de flashback en los que nos cuenta la vida pasada de Melchor, con el presente. Llegado un punto de la novela se rompe esta alternancia para hablarnos de Olga, su mujer.

Para mi, Soldados de Salamina es una de mis novelas fetiche, quizás por motivos personales más que literarios, y Terra Alta no se pude comparar con aquella. Sin embargo, hay un punto en común: la guerra civil se cuela en la historia del presente de forma sutil pero determinante. En Terra Alta, Javier Cercas vuelve a traer este tema que introduce a lo largo de la trama de forma casual pero que entra con fuerza a la hora de resolver el caso. De esta manera, Cercas resalta la importancia que aún hoy en día tiene nuestra enfrentamiento fratricida.

Otros hechos históricos salpican el relato, el referéndum del 1 de octubre, los atentados de Las Ramblas… Sin embargo, no es una novela sobre el proceso independentista como muchos han señalado.

El tema principal de esta novela es la venganza. Melchor se obsesiona con vengarse de personas a las que la Justicia no ha alcanzado. La primera vez falla rotundamente, pero el destino hace que de nuevo se le presente la necesidad de vengar un hecho que golpea su vida con más fuerza si cabe. Mientras que el asesinato en si no tiene importancia, es el personaje de Melchor el que llena el libro y en concreto las ideas sobre la ética y el bien contra el mal.

En fin, en mi opinión no es de las mejores novelas de Cercas. Se lee muy bien, mantiene la tensión tanto con respecto al crimen como a la vida de Melchor. Sin embargo, la prosa me parece poco cuidada, creo que está un poco forzado el hecho de convertirle en héroe de los atentados yihadistas. Algunos temas se cierran inexplicablemente, por ejemplo, su jefe decide cerrar la investigación de los asesinatos de forma abrupta y sin sentido. El final no me ha gustado, no le veo sentido.

domingo, 1 de diciembre de 2019

Satinet, de Marto Pariente. Relato ganador del certamen Carmen Burgos de Segui en Alovera, Guadalajara

SATINET

(Satinet: falso satén generalmente hecho de fibra sintética o algodón)


La tarde de primavera estaba llena de frases de fecundidad y de promesas aún por romper, como los anidados huevos de perdiz escondidos en los pedregales o entre las removidas tierras de labranza. En esto pensaba el viejo y loco Berto camino del cementerio con una muñeca de trapo en los brazos y la brisa alborotando su cabello ralo.
Tiempo tuvo de pensar también, rodeando la torre del campanario, en que bien harían las perdices de cuidar su prole de los depredadores, de zorros y jabalíes, de grajos y urracas de plumas negras y del hombre sin rostro... ¿o de muchos rostros que solo era uno? ¿O eran muchos hombres con el mismo rostro? Consciente de que esto era una idea antigua, recurrente y desgastada, la dejó escurrir como los árboles dejan escurrir la savia. ¿Acaso los locos no desechan ideas? Sí, como los cuerdos, pero a diferencia de éstos, los pensamientos retornan. Olas que horadan la roca una y otra vez.
Pues, ¿qué es el infierno sino espera y repetición?
Caminaba a su manera, más bien anadeaba con la cabeza gacha, la barbilla atornillada al pecho. Pasos cortos sobre una suela carcomida que dejaba pasar la tibieza del asfalto. Ajados pantalones de pana marrón, revenidos y zurcidos en sus perneras a base de sietes. Todo en él eran remiendos. Todo..., y luego el sempiterno cigarrillo apagado y pendiendo de los labios, reprimiendo la boca abierta típica de los locos y la baba intentando escapar por las comisuras.



A eso de las ocho de la mañana, recién cantado el gallo, unas zapatillas de andar por casa, de un azul desvaído, embutidas en unos hinchados y varicosos pies de mujer, llamaron a su puerta. La Chusa, y no es que mirando su cara pueda reconocerla. Hace años que no mira a nadie la cara. Berto siempre andaba con los ojos al suelo y la barbilla hincada al pecho. Conocía a la gente por sus pies y sus zapatos y su voz.
De manera que aquella mañana, la Chusa con un nudo en la garganta y cambiando el peso de un pie a otro le dio los buenos días al loco y viejo Berto, y añadió que lo de buenos era por decir algo, que la habían llamado los del ayuntamiento, que el viejo Berto no tenía teléfono, que si esto, que si lo otro y que hiciese el favor de avisarle.
Y claro, que ahí estaba ella en cuanto había colgado y que era importante... Y que si su cabeza tampoco es ya lo que era y que se liaba y que si se iba por los cerros de Úbeda; que la historia es que estaban remodelando la tapia del cementerio y que con tan mala suerte, fíjate tú..., que si el diablo enreda..., y que ya no hay profesionales como los de antes, que se lía otra vez y que tiene la olla en la lumbre; la cosa dice, era que con la grúa habían tirado la esquina de un bloque de nichos y que uno de los ataúdes era el de su hija. Abreviando, que esperaban allí al viejo Berto, que tenía que ir, vaya, y que si se le quemaban las lentejas y que..., si eso luego para la hora de comer le pasaba unas
pocas; y adiós.
Berto se dirigió entonces a la habitación de su hija, la única de toda la casa que no había cambiado en cuarenta años y se sentó en el apolillado edredón e intentó, como siempre que entraba, captar su olor. Nada. Solo persistía en su memoria, y su memoria, como la de Chusa, ya no es la que era. Agarró entonces la muñeca de trapo y hundió con esperanza la nariz en la tela.
Lloró, solo olía a polvo.
Entonces llegó el viejo y loco Berto al cementerio donde los olmos de espigadas y afiladas sombras
se recortaban contra un cielo preñado de nubes blancas. Avanzó hasta la tapia por entre los mausoleos. La maquinaria había parado, de fondo las primeras chicharras y el lejano ulular de una lechuza. En el suelo de gravilla, tres ataúdes, el más pequeño y patinado en blanco y forrado por dentro de satinet, abierto y vacío.
¿Vacío?
Vacío.
A su lado, inquietos los tacones de las botas de los operarios que aplastaban un cigarrillo tras otro. Aguardaban. También unos mocasines con borlas. La voz que le habló era la de los mocasines. El Alcalde, un tal Rufo. Y dijo, buenos días y también dijo que lo sentía, que había sido un accidente y que si quería presentar denuncia que lo entendía; que la pluma giró y que vaya por dios, había tirado parte del muro de los nichos. Un desastre, si señor, un desastre dijo, y después, repitió azorado otro vaya por dios. Y entonces la voz cascada de una de las botas de los operarios habló tras carraspear y le pidió a los mocasines que le preguntase por qué no había cadáver. Y los mocasines del Alcalde dijeron que claro, que eso también, que no había cuerpo y que bueno, no sé que decir Berto.
El loco y viejo que hacía años que no le dirigía a nadie la palabra, se sorprendió al apartarse el cigarro apagado de la boca y al escucharse decir:
Mi niña..., nunca apareció.
Después sorbió saliva y se colocó el pitillo de nuevo entre los labios, se acercó al pequeño ataúd y se acuclilló y pasó la palma de sus manos por el enmohecido acolchado.
Recordó que en otra vida, cuando los rostros de los hombres no eran un solo rostro, había elegido el interior del cajeado de abedul de un satinet rosa palo. Colocó en su interior con mimo la muñeca de trapo que ya solo olía a polvo, bajó la tapa con el ligero chirriar de los goznes y echó el cierre.
Se largó sin despedirse.
Camino de casa pensó de nuevo que la tarde de primavera traía consigo frases de fecundidad, y como antes, su mente derivó a los huevos de perdiz y a sus depredadores. A todos los depredadores. Al hombre sin rostro, ¿o de muchos rostros que solo era uno? ¿O eran muchos hombres con el mismo rostro?
Ideas antiguas.
Olas que horadan la roca una y otra vez.
Pues, ¿qué es el infierno sino espera y repetición?