Imaginemos que unos cuantos elegidos vivimos en un lugar anclado en un sistema medieval, en el que las leyes de los hombres no rigen y en el que andamos alrededor de sacos llenos de dinero que nadie vigila. ¿Podríamos evitar meter la mano en el saco? Esto es lo que nos cuenta Luis Rendueles en Los ratones de Dios, una detallada narración de la investigación que se hizo a raíz del robo del Códice Calixtino en la Catedral de Santiago de Compostela en el año 2011 y que destapó mucho más que el robo de un incunable.
En julio de 2011 los diáconos de Santiago notificaron el robo del libro más valioso de la Catedral. Hasta allí se trasladaron policías especializados en este tipo de robos, un grupo de la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional,
con la misión de encontrar el Códice. Pero lo que no podían esperar era la falta de colaboración que iban a encontrar allí. Parecía que había dos investigaciones paralelas, los diáconos y más aún el deán de la catedral, no tenían intención alguna de compartir su información, daba la sensación de que la intervención de la policía en la vida de tan sagrado lugar estaba de más. La sorpresa aún fue mayor cuando, tirando del hilo de la desaparición del libro descubren que dentro de la catedral están ocurriendo otro tipo de delitos: robos de otras piezas bibliográficas, chantajes, relaciones homosexuales y, sobre todo, hurtos repetidos, por parte de muchas de las personas que tenían relación con la catedral, a las limosnas de los peregrinos. El deán no parece sorprendido cuando la inspectora se lo comunica y le dice que “donde hay queso siempre hay ratones”
Lo que en principio parecía el robo de una obra de arte, con un mafioso ruso como principal sospechoso, acaba siendo un robo doméstico que destapó delitos que nadie quería que se descubrieran.
La policía, el juez Vázquez Tahín y el propio deán pronto sospechan del electricista de la catedral que, a pesar de haber sido despedido, acudía cada mañana puntualmente a su puesto de trabajo recorriendo la catedral sin que nadie se lo impidiera.
Parece increíble que hace sólo unos años hubiera un lugar en España donde un grupo reducido de personas tenía unas “leyes” diferentes. Los robos previos a la desaparición del Códice nunca fueron denunciados, los llamados “efebos del deán”, monaguillos y seminaristas que tenían una gran amistad con el deán, salían de la catedral sin hacer ruido y, a pesar de ser uno de los mayores centros del peregrinaje del mundo cristiano, la catedral daba muy pocos ingresos. Sólo después de la detención del electricista Manuel Fernández Castiñeiras, que robo el Códice con total impunidad y que lo hizo sólo por vengarse del deán que lo despidió, fue una gestora externa a la Iglesia la que empezó a gestionar los ingresos y estos se multiplicaron de manera milagrosa. Como dice Rendueles “los ratones desaparecieron”.
Luis Rendueles cuenta con la documentación de la investigación policial y con entrevistas a los protagonistas de esta. El autor recrea en Los ratones de Dios los diálogos entre estos protagonistas, lo que dota a la novela de un gran ritmo, haciendo que el lector pueda reconstruir de manera directa los hechos.
La nueva entrega de la serie Sin ficción de la editorial Alrevés, dirigida por Marta Robles, esta vez tampoco nos deja indiferentes. El robo de la mayor joya de la Catedral de Santiago que conmovió a España fue provocado por el deseo de venganza de un trabajador que se consideraba injustamente despedido. Ahora solo nos queda esperar que en octubre se publique Angie, la próxima novela de la serie, escrita por Mayka Navarro.
Editor: Alreves
Fecha de lanzamiento: 03/06/2019
Colección: Sin ficción
EAN: 978-8417847029
ISBN:9788417847029
Páginas: 360
Hola.
ResponderEliminarRecuerdo que el caso muy sonado y que se escribió de todo al respecto. Lo que no sabía es que hubiera un libro al respecto de este robo. Curioso cuanto menos.
Un saludo y gracias por la reseña.
Es muy interesante y cuenta muchas cosas que no se supieron en su día
ResponderEliminarGracias por pasarte!