El caso de las japonesas muertas vuelve con el mismo estilo limpio y directo que Mercero utilizó en El final del hombre. Los diálogos (se nota que el autor es guionista) definen mejor a los personajes que cualquier descripción y sitúan al lector en el epicentro de la investigación convirtiéndoles casi, en un personaje más. Los sospechosos se multiplican y las pistas también, sin embargo, hasta el último capítulo, nadie es capaz de descubrir quién es la persona que disfruta asesinando a esas jóvenes.
Los personajes que rodean a Sofía Luna están perfectamente definidos. Todos ellos parecen reales, son buenos a ratos y malísimos a veces. El hijo de Sofía es un joven con los mismos problemas que tienen los jóvenes, el padre es un hombre chapado a la antigua que rechaza a Sofía pero que la busca de manera egoísta si la necesita, sus compañeros la apoyan, pero no pueden evitar juzgarla… Vamos, lo que es la vida misma.
La nueva vida de Sofía tiene el mismo peso que la investigación de los asesinatos. La detective sigue con su tratamiento hormonal y los efectos secundarios se suman a sus propias inseguridades. La relación que mantiene con sus compañeros, con su ex-mujer, con su hijo, con su padre y con ella misma plantea la realidad que miles de personas tienen que soportar en una sociedad que no sabe nada del colectivo trans, sólo se conocen fotografías fijas. Sin embargo, en El caso de las japonesas muertas, las situaciones cotidianas que Sofía vive podrían ser las situaciones cotidianas de cualquier otro detective.
Antonio Mercero ha conseguido en esta novela lo que pocos hasta ahora han conseguido. Me ha parecido una magnífica manera de normalizar al colectivo LGTBIQ+. Sin hacer espectáculo, sin juzgar y sobre todo, sin hacer caricatura nos describe la realidad de una mujer que tiene que enfrentarse a las reticencias de la sociedad, de sus compañeros y lo más importante, de ella misma. La cotidianidad de la vida de la protagonista se aleja de los clichés con los que se suele mostrar el mundo de la transexualidad. Sofía es simplemente una mujer que tiene que pelear en varios campos de batalla a la vez, pero no se convierte por ello en una heroína ni en una perdedora, es una mujer que defiende su condición de mujer y su condición de transexual porque es alguien doblemente juzgado. Es una persona que sufre la misma situación que miles de personas, es una persona real.
En la novela además se describe la situación que el colectivo de personas asexuales, colectivo prácticamente desconocido por la sociedad, vive hoy en día. Personas sin deseo sexual inmersas en una cultura que ha hecho del sexo su becerro de oro. Cómo alguien puede no sentir deseo ante los miles de imágenes de jóvenes insinuantes que intentan vender coches o pasta de dientes. Pues El caso de las japonesas muertas también nos lo explica de una manera sencilla y natural.
He leído que se han comprado los derechos de la saga para hacer una serie de televisión. Desde luego sería una magnifica idea siempre que se mantuviera el tono que Antonio Mercero utiliza. Antes de ver a Sofía Luna en la tele, deberíais leer El caso de las japonesas muertas y ponerle cara vosotros. Merece la pena conocerla.
Nº de páginas: 360 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: ALFAGUARA
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788420432830
Hola.
ResponderEliminarConocía a Mercero como guionista pero no como escritor de novelas. Parece interesante pero la dejo para más adelante porque veo que es la segunda entrega de una serie y tengo ya demasiadas empezadas.
Un saludo.
La puedes leer de manera independiente, pero si no, apúntalas que te van a gustar
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