viernes, 22 de junio de 2018

Fred Vargas, Premio Princesa de Asturias de las Letras 2018


Se ha concedido el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2018 a la escritora francesa Frédérique Audoin-Rouzeu (París, 1957), escritora de novela negra que escribe bajo el seudónimo de Fred Vargas. Hoy recomendamos su última novela, Cuando sale la reclusa.


La novela negra francesa está viviendo su edad de oro y se posiciona claramente como sustituta del noir nórdico. Nombres como Lemaitre que representa la violencia en la sociedad, Sophie Hénaff que representa el noir salpicado de humor con investigaciones en manos de policías cuanto menos excéntricos y  Fred Vargas, que representa el noir más reflexivo en tramas en las que suele mezclar su conocimiento de la historia con las investigaciones que protagonizan sus personajes, en lo que ella llama sus “novelitas de intriga”, se han hecho imprescindibles en las estanterías de los amantes del género.

Su última novela, Cuando sale la reclusa publicada por Ediciones Siruela, es la novena entrega de la saga del comisario Jean-Baptiste Adamsberg. 

Adamsberg se encuentra disfrutando en Islandia de unas merecidas vacaciones cuando es reclamado en Paris para investigar un caso de atropellamiento que podría ser un homicidio. Una vez en casa, rápidamente su intuición le hace fijar su atención en la muerte de tres ancianos por la picadura de una araña reclusa, araña cuyo veneno sólo es mortal en dosis muy elevadas. Casi a espaldas de sus superiores y con escasa complicidad de los componentes de su peculiar equipo, Adamsberg empieza a recorrer Francia y a recorrer su propio pasado, para solucionar el enigma.

"No hay que desatender nunca una picadura, hay que rascarla siempre hasta el final, hasta hacerse sangre; si no, corres el peligro de que te pique toda la vida".

En este enigma, la intuición del comisario se ve enturbiada por recuerdos enquistados de su pasado. La araña extiende su tela y la muerte accidental de unos ancianos acaba por desenterrar temas mucho más escabrosos que salpican al mismo comisario. Una traumática experiencia ocurrida con su familia durante una visita al santuario de Lourdes de pronto cobra una importancia fundamental para la resolución de esta historia. Las experiencias traumáticas sufridas en la niñez de algunos personajes parecen reflejarse en la investigación de estas extrañas muertes. La araña conecta con su hilo a todos los implicados.

La brigada sigue siendo tan heterodoxa como en las anteriores historias de Adamsberg. Veyrenc y su necesidad de dormir cada tres horas, Carvin y sus citas, la enigmática Violette Retancourt, el gato que calienta la impresora o que se calienta en ella y, en esta ocasión, el grupo se ve incrementado por una familia de mirlos que anida en la comisaría. Si a esto le sumamos las arañas y una ayudante octogenaria, nos podemos esperar cualquier cosa.

El humor es tan sutil que no resulta chirriante y las situaciones parecen posibles en cualquier comisaría, bueno, quizás en cualquiera es mucho decir.

Cuando sale la reclusa es un homenaje a la naturaleza y al mundo animal. Las investigaciones se paran si hay que alimentar a la familia de mirlos, para no molestar al gato que pasa la vida encima de la impresora, para observar la belleza de una reclusa…

Sólo me queda resaltar las palabras que Darío Villanueva, Director de la Real Academia Española, ha señalado en el acta del tribunal que le ha dado a Fred Vargas el Premio Princesa de Asturias de las Letras: “combina la intriga, la acción y la reflexión con un ritmo que recuerda la musicalidad característica de la buena prosa en francés”.

La novela negra sigue cosechando reconocimientos, enhorabuena.

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