viernes, 29 de junio de 2018

Fariña de Nacho Carretero. El secuestro y la liberación de un libro

El pasado mes de febrero la jueza Alejandra Pontana de Collado Villalba (Madrid), acordó el secuestro cautelar del libro Fariña escrito por el periodista Nacho Carretero, libro que relata la historia del contrabando en Galicia. La jueza desestimó la petición de frenar la emisión de la serie de Antena 3 que se ha rodado basándose en Fariña, serie que se estrenó el 28 de febrero.


El secuestro del libro produjo el efecto contrario, las ventas en Amazon se dispararon, el estreno de la serie se adelantó, las redes sociales ardieron y las tertulias televisivas llenaron minutos y horas hablando del narcotráfico gallego. En marzo se prohíbe la venta de Fariña también en plataformas digitales. Ahora que la Audiencia provincial de Madrid ha levantado el secuestro del libro, ya os lo puedo recomendar.

La obra, en un pequeño párrafo, menciona la relación del ex alcalde de O Grove en Pontevedra, José Alfredo Bea Gondar, por su supuesta relación con el narcotráfico y este, amparándose en su derecho al honor, es el que demanda a Carretero y a la editorial Libros del K.O.

Fariña es una obra periodística, sin embargo, la suma de anécdotas que relata convierte la obra en una sucesión de historias que supera a muchos libros de ficción y, siendo duras, algunas logran arrancarte una sonrisa. Una de ellas es la de una joven que acude al registro con su recién nacido. Cuando le preguntan la profesión del padre no duda en decir: contrabandista.

Con datos contrastados nos relata cómo en la costa gallega, zona aislada geográfica y socialmente, el contrabando de chatarra con Portugal, da paso al contrabando de tabaco. El contrabando de tabaco se convierte en la más lucrativa de las ocupaciones, los contrabandistas ganaban en una descarga de tabaco en la ría lo mismo que un camarero ganaba en un mes. Se convierte un modo de traer riqueza a una región económicamente deprimida. Gracias al “Winston de batea” (ya que se almacenaba en las plataformas mejilloneras) ganan dinero y poder familias como las de Vicente Otero “Terito”, Manuel Charlín Gama, patriarca de los Charlines,  y Laureano Oubiña. Los contrabandistas no sólo tenían la aceptación social, el poder también se rindió al dinero de estas familias. El narcotráfico se normalizó en Galicia. Sólo gracias a la intervención del estado y de las madres que luchaban contra la droga, pudo evitarse que se convirtiera en la nueva Sicilia.

La serie Fariña adelantó su estreno ante la publicidad generada por el secuestro del libro. Ésta relata de manera muy precisa la sociedad gallega de los años 90. Logra que el espectador se contagie del ambiente asfixiante de aquellos años y logra que empatice con un jovencísimo Sito Miñanco que intenta salir de la dura situación económica que vive con su padre dedicado a la pesca furtiva. Si empatizamos con el Pablo Escobar de Narcos, cómo no íbamos a enamorarnos de Miñanco, que fue capaz de cambiar de día la procesión del Carmen para permitir una descarga en Cambados. A cambio, eso sí, arregló las goteras de la Iglesia…

Si habéis visto la serie, tenéis que leer el libro en el que se basó. Si no la habéis visto, tenéis que leer Fariña para no olvidar lo que ocurrió hace apenas 20 años en España y para empezar a comprender lo que puede llegar a ocurrir ahora en las costas gaditanas.

viernes, 22 de junio de 2018

Fred Vargas, Premio Princesa de Asturias de las Letras 2018


Se ha concedido el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2018 a la escritora francesa Frédérique Audoin-Rouzeu (París, 1957), escritora de novela negra que escribe bajo el seudónimo de Fred Vargas. Hoy recomendamos su última novela, Cuando sale la reclusa.


La novela negra francesa está viviendo su edad de oro y se posiciona claramente como sustituta del noir nórdico. Nombres como Lemaitre que representa la violencia en la sociedad, Sophie Hénaff que representa el noir salpicado de humor con investigaciones en manos de policías cuanto menos excéntricos y  Fred Vargas, que representa el noir más reflexivo en tramas en las que suele mezclar su conocimiento de la historia con las investigaciones que protagonizan sus personajes, en lo que ella llama sus “novelitas de intriga”, se han hecho imprescindibles en las estanterías de los amantes del género.

Su última novela, Cuando sale la reclusa publicada por Ediciones Siruela, es la novena entrega de la saga del comisario Jean-Baptiste Adamsberg. 

Adamsberg se encuentra disfrutando en Islandia de unas merecidas vacaciones cuando es reclamado en Paris para investigar un caso de atropellamiento que podría ser un homicidio. Una vez en casa, rápidamente su intuición le hace fijar su atención en la muerte de tres ancianos por la picadura de una araña reclusa, araña cuyo veneno sólo es mortal en dosis muy elevadas. Casi a espaldas de sus superiores y con escasa complicidad de los componentes de su peculiar equipo, Adamsberg empieza a recorrer Francia y a recorrer su propio pasado, para solucionar el enigma.

"No hay que desatender nunca una picadura, hay que rascarla siempre hasta el final, hasta hacerse sangre; si no, corres el peligro de que te pique toda la vida".

En este enigma, la intuición del comisario se ve enturbiada por recuerdos enquistados de su pasado. La araña extiende su tela y la muerte accidental de unos ancianos acaba por desenterrar temas mucho más escabrosos que salpican al mismo comisario. Una traumática experiencia ocurrida con su familia durante una visita al santuario de Lourdes de pronto cobra una importancia fundamental para la resolución de esta historia. Las experiencias traumáticas sufridas en la niñez de algunos personajes parecen reflejarse en la investigación de estas extrañas muertes. La araña conecta con su hilo a todos los implicados.

La brigada sigue siendo tan heterodoxa como en las anteriores historias de Adamsberg. Veyrenc y su necesidad de dormir cada tres horas, Carvin y sus citas, la enigmática Violette Retancourt, el gato que calienta la impresora o que se calienta en ella y, en esta ocasión, el grupo se ve incrementado por una familia de mirlos que anida en la comisaría. Si a esto le sumamos las arañas y una ayudante octogenaria, nos podemos esperar cualquier cosa.

El humor es tan sutil que no resulta chirriante y las situaciones parecen posibles en cualquier comisaría, bueno, quizás en cualquiera es mucho decir.

Cuando sale la reclusa es un homenaje a la naturaleza y al mundo animal. Las investigaciones se paran si hay que alimentar a la familia de mirlos, para no molestar al gato que pasa la vida encima de la impresora, para observar la belleza de una reclusa…

Sólo me queda resaltar las palabras que Darío Villanueva, Director de la Real Academia Española, ha señalado en el acta del tribunal que le ha dado a Fred Vargas el Premio Princesa de Asturias de las Letras: “combina la intriga, la acción y la reflexión con un ritmo que recuerda la musicalidad característica de la buena prosa en francés”.

La novela negra sigue cosechando reconocimientos, enhorabuena.

viernes, 15 de junio de 2018

El caso Newton, de Antón Arriola. ¿Razón o locura?


Con El caso Newton, Anton Arriola plantea al lector un nuevo dilema. Si en El negro y la gata (Erein, 2016) tuvimos que elegir entre la levedad o el peso, en esta novela las contradicciones se multiplican: realidad o ficción, ciencia o locura, dogma o herejía, amor o pasión…

Ander Azurmendi, el sacerdote protagonista de El negro y la gata ha sido apartado del sacerdocio y ejerce como profesor de antropología en la universidad de Deusto. El rector de la universidad solicita la ayuda de Azurmendi tras el robo de dos valiosos ejemplares de una biblioteca privada, en concreto El Principia Mathematica de Newton y El elogio de la Locura de Erasmo de Rotterdam. Al mismo tiempo, se producen en Bilbao varios atentados contra importantes símbolos religiosos y culturales que son atribuidos a un grupo político nihilista llamado PSP, tras los cuales aparecen en la prensa, publicados en latín, fragmentos de la obra de Erasmo.

Azurmendi ha cambiado en esta novela. Ya ha superado las batallas interiores que tenía al ser un sacerdote sin fe, enamorado de una mujer. Ahora es un hombre más seguro aunque sigue teniendo conflictos. Continúa, con altibajos, su relación con Ane. Han acordado darse distancia y esto hace que sea difícil que cada uno encuentre el espacio que quiere en la relación. También tiene que elegir el el plano sentimental entre Ane, el amor, y Miren, una compañera que representa la pasión.

En el caso Newton hay dos tramas distintas que terminan encajando la una en la otra. Por un lado está el robo de las valiosas obras literarias de una biblioteca privada en el centro de Bilbao y por otra los atentados. El ambiente narrativo nos recuerda a los escenarios de El nombre de la Rosa de Umberto Eco, en ambas el enigma gira alrededor de manuscritos antiguos, en valiosas bibliotecas, con protagonistas del clero, sectas secretas, herejías y crímenes. Azurmendi tiene que salir de Deusto para continuar su investigación en el Trinity College de Cambridge, donde se entrevista con el Decano, Mr. Kapoor,  premio Nobel de Economía, que es la representación académica de la ciencia y de la razón. Aunque nadie es lo que parece.

Durante toda la trama se mezcla la realidad con la ficción, incluso dentro de la ficción. Tanto Newton como Erasmo tienen un peso importante en la novela, siendo ambos grandes pensadores, podríamos pensar que son símbolos de la razón y la ciencia. Newton representa la razón por medio del Principia Mathematica y Erasmo, sacerdote católico, humanista y filósofo, la pasión en su Elogio de la Locura. En la investigación, salen a la luz aspectos de Isaac Newton que quizás no son tan conocidos, gran parte de sus investigaciones se centraron en la alquimia y en la búsqueda de la piedra filosofal y tuvo relación con una poderosa logia secreta. Esta es, quizás, la esencia de El caso Newton. Nadie ni nada es realmente lo que parece. ¿Hasta dónde la verdad que damos como buena es real? ¿Hasta dónde los dogmas que son el pilar de nuestra cultura han sido manipulados? Quizás el término “posverdad” ha sido creado recientemente, pero es evidente que el concepto ha existido siempre. El caso Newton habla de cómo la mentira transforma la verdad y cómo la realidad puede crearse a partir de hechos que la gente quiere o necesita creer, a pesar de no ser reales. La información que recibimos en las redes sociales y la prensa intoxica la verdad, pero antes de esto ¿no contaminarían los estamentos religiosos, políticos y económicos la realidad de la misma manera?

Aunque la prosa es serena y las descripciones, tanto de los escenarios como de los personajes tienen una cadencia suave, la trama es muy rápida. Los acontecimientos se van desencadenando de manera veloz. A la vez, la historia personal de Azurmendi va marcando el ritmo de la narración.

Os recomiendo que leáis El caso Newton, otro acierto de la colección Cosecha Roja de la editorial Erein, para que decidáis si estáis con la razón o con la locura. Si preferís, dejaros llevar por las circunstancias sin elegir, aunque eso es ya una elección, creo…

viernes, 8 de junio de 2018

La mujer en la ventana, de A. J. Finn. Otra novela de intriga

Maya Velasco. La mujer en la ventana de A.J. Finn es una novela del estilo de Perdida de Gillian Fynn La chica del tren de Paula Hawkins, novelas de entretenimiento, suspense, trepidantes y todos los estereotipos que queramos aplicarles. A mí sencillamente me encantan. Las leo en un suspiro, me atrapan. Nada mejor para olvidarnos un rato del mundo.

Nos encontramos con una mujer de mediana edad que lleva casi un año sin salir de casa por una fuerte agorafobia. Dedica todo su tiempo a medicarse, beber vino, a observar a sus vecinos y a ver películas antiguas. Está separada y tiene una hija que vive con su marido. Los echa de menos y los llama casi todos los días, pero ellos no vienen nunca a visitarla, bueno, nadie viene nunca a visitarla, salvo su psiquiatra y una fisioterapeuta. Antes de su problema, el que causó su enfermedad y que no sabemos cuál es, era psicóloga de niños. Se llama AnaDoctora Fox:

“Como doctora, yo digo que quien la sufre busca un entorno que pueda controlar. Es el punto de vista clínico. Como sufridora (y ese es el sustantivo exacto), digo que la agorafobia no solo ha devastado mi vida, sino que se ha convertido en ella”.

Le gusta la fotografía y por eso su estricta vigilancia del barrio la hace a través de su cámara. Esta es su teoría: “La observación es como la fotografía de naturaleza: no hay que interferir en la actividad de la fauna”.

La trama de La mujer en la ventana nos va envolviendo cada vez más en su locura, en la oscuridad de su casa, pues apenas enciende las luces, en sus borracheras, en el embotamiento que nos producen las pastillas que toma sin orden, la profunda soledad que cada vez se hace más dolorosa.

Pero lo verdaderamente terrible empieza cuando incumple su teoría y empieza a interferir en la vida de los vecinos y ve o cree ver cosas que nadie ve y que nadie cree: “No estoy loca, no estoy inventándome nada de esto. -Señalo con un dedo trémulo a Alistair y a Ethan-No estoy viendo cosas que no existen”.

Poco a poco, va entretejiendo su historia con las cosas que observa en las películas y poco a poco empieza a entrar gente en su casa: los vecinos, la policía, más vecinos, más policía. Demasiada interacción, dice ella.

Las circunstancias la obligan a salir a la calle en un par de ocasiones:

“Todo da vueltas a mi alrededor, el rojo intenso de las hojas que da paso a la oscuridad; las luces que apuntan a una mujer de negro; mi visión se encala, se destiñe, hasta que un blanco fundido anega mis ojos y forma sobre ellos un charco, denso y profundo. Quiero gritar, mis labios rozan la grava. Noto el sabor del cemento. De la sangre. Los brazos y las piernas dibujan molinillos en el suelo. El suelo se contrae al contacto con mi cuerpo. Mi cuerpo se contrae al contacto con el aire.”

Cada vez dudamos con ella más de lo que cuenta y de lo que piensa, porque toda la narración la hace la Doctora Fox en primera persona, así que solo sabemos lo que ella nos cuenta y lo que dicen los demás en sus diálogos con ella.

Hay que leer La mujer en la ventana para llegar al fondo de la cuestión. Sencillamente intrigante, maravillosa, excitante.

viernes, 1 de junio de 2018

Justo, de Carlos Bassas del Rey. Tiros, navajazos y café con copa


El año en el que los pensionistas han tomado las calles y han obligado al gobierno a escucharlos, Carlos Bassas del Rey publica Justo, ¿o los pensionistas han salido después de Justo?

Justo Ledesma narra en primera persona su pasado y su presente, sus misiones pasadas y presentes.

Su madre, judía holandesa, le contó que Dios elije en cada generación a treinta y seis Justos, los tzadik, hombres que mantienen el equilibrio entre el Bien y el Mal, Ledesma es uno de ellos. Ahora Justo tiene más de setenta años, ahora está en la última etapa de su vida, el tiempo se acaba pero Justo va a seguir cumpliendo su misión vengándose de los hombres que rompieron el equilibrio en su pasado.

Paseando por las calles del Born, ahora convertidas en un barrio lleno de turistas en el que las franquicias han ocupado el lugar de los bares y las tiendas de siempre, Justo deambula planeando el futuro, recordando el pasado y despreciando a la Barcelona en la que se ha convertido la ciudad en la que vivió. Sólo tiene dos amigos, Damián y Julián, y una amiga, Remedios, que le ayuda a mitigar la soledad con los lunares de su espalda. Ellos y sus muertos, con los que habla, porque a ellos sí les interesa lo que cuenta, no hace falta más, Justo es el eje alrededor del que gira esta historia. Él es un hombre con la misión que Dios, o su madre, le encomendó, es un ser invisible al que no teme nadie, al que no ve nadie y que ya no tiene nada que perder.

Esta no es una historia trepidante, Justo se toma su tiempo, no tiene prisa, pero como él mismo dice “Matar no es una cuestión de rapidez, es una cuestión de calma”. 

Con frases cortas, con los verbos adecuados, sin adjetivos redundantes y con flashbacks en los que nos explica el origen de esta historia, sus incisos, Justo Ledesma nos empuja a su pasado.

Justo es una novela en la que se rinde un homenaje a la Barcelona que ya no existe porque los turistas la han invadido, es un homenaje a todos los desheredados que aún tienen cuentas que saldar, es un homenaje a lo pequeño, a lo vivo, a lo real…

Pero Carlos Bassas del Rey, en esta historia, no habla sólo de recuerdos y de buenas intenciones. Habla de las veces en las que hay que golpear para ganar, de las veces en las que hay que ser fuerte y no dejarse llevar por la compasión, tiros, navajazos y café con copa.

En esta generación quizás necesitemos más de treinta y seis hombres justos.