viernes, 4 de mayo de 2018

La tragedia del girasol. Benito Olmo nos enseña las dos caras de Cádiz


Bianquetti no atraviesa su mejor momento. En La tragedia del girasol, Benito Olmo, nos atrapa de nuevo con la historia de este singular inspector.

Benito Olmo acaba de publicar la segunda novela de la saga de Bianquetti, después del éxito que tuvo con La maniobra de la tortuga. Un inspector con dos metros de mala leche que parece que todo lo que toca se convierte en un problema.

Bianquetti está suspendido de empleo y sueldo e intenta ganarse la vida como investigador privado, pero en una ciudad en crisis, no es fácil encontrar trabajo. Mientras está buscando a una prostituta llamada Regina, un antiguo compañero le ofrece un trabajo como escolta de un rico empresario. La cosa parece fácil, pero ya se sabe con Bianquetti.  Cuando en un partido de la Copa del Rey, el estadio del Cádiz, el Ramón de Carranza, se convierte en el escenario de un tiroteo con varios muertos, comienza la verdadera historia.

La trama principal gira alrededor de una mujer y las sensaciones que despierta en cualquiera que la mire. Su marido mantiene una dependencia insana hacia ella, aunque ella parece no darse cuenta.

“Como un girasol -se dijo- condenado hasta el final de sus días a seguir el movimiento del sol que le da vida; el mismo sol que al cabo de unas semanas se la quitará, achicharrándolo.”

Pero Bianquetti no sólo muestra fascinación por esta mujer. Las conversaciones que mantiene con su hija nos muestran a un padre preocupado pero comprensivo; las conversaciones que mantiene con Cristina, mujer con la que mantiene una peculiar relación, nos presentan a un hombre tosco pero cuya mayor preocupación es la seguridad de las dos mujeres a las que quiere. Quizás la máscara de dureza es sólo eso…

Cuando pensamos en Cádiz siempre pensamos en el carnaval, en las playas de Sancti Petri, en los chiringuitos, pero en La tragedia del girasol se nos muestra el otro Cádiz, el que no aparece en los folletos turísticas. Una ciudad con calles oscuras en las que la droga, que hace ricos a algunos, destroza la vida de otros, una ciudad en la que estos dos mundos se tocan y se mezclan.

"El suelo, los bancos, las farolas y prácticamente todo el mobiliario urbano aparecían bañados en una pátina de humedad tan densa que daba la impresión de que algún dios juguetón se hubiera entretenido orinando sobre la ciudad mientras el resto del mundo dormía."

Benito Olmo nos enseña en la novela las dos caras de Cádiz. Junto a los millonarios con mansiones en las paradisíacas playas aparecen prostitutas, delincuentes de medio pelo, drogadictos y caminantes. El detective alterna la búsqueda de la prostituta con la investigación de la muerte del empresario, sin sospechar que las dos investigaciones se tocarán tarde o temprano. Bianquetti se va a ver en medio de una guerra entre dos bandas de narcotraficantes sin olvidarse de que él es parte de los perdedores.

Es de agradecer que La tragedia del girasol, a pesar de formar parte de una saga, no hace constantes alusiones a La maniobra de la tortuga, obra con la que se inició. Se puede leer de manera independiente sin perder ningún detalle y la trama se centra en la investigación actual, sin pesadas referencias, sólo pinceladas necesarias, al pasado del investigador.

Por todo, esto corred a las librerías a por la última de Bianquetti, y girad, como los girasoles, alrededor de este detective que ha llegado para quedarse.



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