
Gorrión rojo, novela de Jason Matthews y recién estrenada
película dirigida por Francis Lawrence, apasionante historia de espías con
todos los elementos típicos del género: agentes de la CIA, bella espía rusa,
amor, intriga, corrupción política, lucha de poder…
El autor de Gorrión rojo es un agente de la CIA retirado y
ha participado en una gran cantidad de operaciones de los Servicios Nacionales de
Seguridad, así como operaciones de reclutamiento. Nadie pues más indicado para
escribir una historia como esta, si bien, cabe esperar una novela de buenos
(estadounidenses) y malos (rusos), con críticas al presidente Putin incluidas,
en la que se intenta mostrar lo poco que han cambiado algunas cosas en Rusia
tras la caída del telón de acero:
"No lo tomes a mal, pero creo que vuestros actuales
dirigentes están creando un sistema tan infame como el de la antigua Unión
Soviética. Pero no es tan evidente. Es más moderno, telegénico, conectado. Las
nuevas armas son el petróleo y el gas natural, pero tras los bastidores hay
tanta crueldad, represión y corrupción como antes"
Aunque se desarrolla en la Rusia actual, Gorrión rojo
pretende recordar a las novelas de espías de la Guerra Fría, sobre todo por los
escenarios desastrados, pobres, cargados de humo de tabaco, espías con muchos
años, gordos y sudorosos, oficinistas que recuerdan viejas glorias, viejas
escaramuzas y viejas historias de espías. Y como decíamos, recurre a todos los
tópicos al alcance: la bella espía rusa que utiliza sus armas de seducción, los
planos de barcos y submarinos, las torturas…para intentar decirnos que
"Rusia no ha perdido la Guerra Fría porque la Guerra Fría no ha
terminado".
Por la parte rusa, tenemos a Dominika Egorova preciosa e
inteligente bailarina y sobrina de un alto cargo de la SVR (Servicio de
Inteligencia Exterior) que es utilizada por su tío para ejecutar una venganza y
después entrenada como espía al más alto nivel para que mantenga silencio.
Además, la mandan a la Escuela de gorriones, una escuela de donde sales agentes
cuya arma principal es el sexo.
La novela gira alrededor de Dominika no solo por su belleza
física sino por su carácter, a veces, indómito, y por su independencia. Desde
niña muestra síntomas muy pronunciados de sinestesia, ve un aura de colores que
refleja las emociones de los demás. Esto la hace triunfar en casi todo lo que
se propone. No duda en ponerse en contra de sus superiores para imponer su
criterio, a pesar de su entrenamiento, es remisa a utilizar su sexualidad para
doblegar a sus oponentes. Más pronto que tarde, se da cuenta de la corrupción
de su propio país e intenta luchar contra él. Nuestra espía cree en su país, lo
idealiza, hasta que se da cuenta de que nada es lo que ella creía "Lloró por
Rusia, aunque sabía que ya no creía en ella". Y entonces comienza su lenta
y meditada venganza.
Las sospechas rusas de la existencia de un topo de alto
nivel hacen que Dominika sea enviada a vigilar a Nate Nash, espía de la CIA,
inteligente, capacitado y a la vez honrado y considerado.
Y hasta aquí podemos contar.
La historia se nos cuenta a través de los ojos de cada
personaje, de ahí que podamos valorar las impresiones de todos ellos de primera
mano, tanto los altos cargos rusos, como los personajes de la CIA, Nate y
Dominika… todos nos cuentan lo que ven.
Hay escenas de violencia sexual y algunas de acción y, entre
estas, hay que resaltar la hilarante pelea entre Nate y una especie de
mujer-tanque rusa y subrayar la actuación en la misma del jefe de Nate, Benford.
Todos los capítulos acaban con una receta de un plato que se
haya mencionado en el mismo. Me parece un recurso que aporta frescura al libro,
sirviendo de claro contrapunto a los momentos de mayor tensión.
En fin, a aquellos aficionados a la novela de espías y de
acción, les recomiendo dejarse llevar por Dominika y su historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario